Para entender la literatura del siglo XX, es fundamental repasar la crisis del Modernismo. Con este objetivo, leeremos en clase el siguiente artículo sobre Rubén Darío. Dicha lectura se verá complementada con el análisis de los poemas expuestos posteriormente en este blog.
domingo, 21 de abril de 2013
sábado, 20 de abril de 2013
POESÍA DEL SIGLO XX
Los contenidos fundamentales estudiados en este tema pueden observarse en el siguiete mapa conceptual:

TEXTOS POÉTICOS
PREFACIO
Y aprovechando este reposo bien ganado,
comencé a llenar con profundos pensamientos las casillas de mi tablero
«Los verdaderos poemas son incendios. La
poesía se propaga por todas partes, iluminando sus consumaciones con estremecimientos
de placer o de agonía.
»Se debe escribir en una lengua que no sea
materna.
»Los cuatro puntos cardinales son tres: el
Sur y el Norte.
»Un poema es una cosa que será.
»Un poema es una cosa que nunca es, pero
que debiera ser.
»Un
poema es una cosa que nunca ha sido, que nunca podrá ser.
»Huye del sublime externo, si no quieres
morir aplastado por el viento.
»Si yo no hiciera, al menos una locura por
año, me volvería loco.»
ARTE POÉTICA
Que
el verso sea como una llave
que
abra mil puertas.
Una
hoja cae; algo pasa volando;
cuanto
miren los ojos creado sea,
y
el alma del oyente quede temblando.
Inventa
mundos nuevos y cuida tu palabra;
el
adjetivo, cuando no da vida, mata.
Estamos
en el ciclo de los nervios.
El
músculo cuelga,
como
recuerdo, en los museos;
mas
no por eso tenemos menos fuerza:
el
vigor verdadero
reside
en la cabeza.
Por
qué cantáis la rosa, ¡oh poetas!
hacedla
florecer en el poema.
Sólo
para nosotros
viven
todas las cosas bajo el sol.
El
poeta es un pequeño Dios.
EL ESPEJO DE AGUA (1916). VICENTE
HUIDOBRO
CANCIÓN DE CUNA PARA
DESPERTAR A UN NEGRITO.
Una
paloma
cantando
pasa:
-¡Upa,
mi negro,
que
el sol abrasa!
Ya
nadie duerme, 5
tú
está en su casa;
ni
el cocodrilo,
ni
la yaguaza,
ni
la culebra,
ni
la torcaza... 10
Coco,
cacao,
cacho,
cachaza,
¡upa,
mi negro,
que
el sol abrasa!
Negrazo,
venga 15
con
su negraza.
¡Aire
con aire,
que
el sol abrasa!
Mire
la gente,
llamando
pasa; 20
gente
en la calle,
gente
en la plaza;
ya
nadie queda
que
esté en su casa...
LA PALOMA DEL VUELO POPULAR
(1958)
NICOLÁS
GUILLÉN.
LEYENDA
Filiflama
alabe cundre
ala
olalúnea alífera
alveolea
jitanjáfora
liris
salumba salífera.
Olivea
oleo olorife
alalai
cánfora sandra
milingítara
girófora
ula
ulalundre calandra.
TEXTOS POÉTICOS
En esta entrada, podemos encontrar algunos de los textos que sirven como complemento práctico a la teoría expuesta en este tema. Estos poemas han sido leídos y comentados en clase.
Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte,
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.
¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.
¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste. La princesa está pálida.)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe,
(La princesa está pálida. La princesa está triste.)
más brillante que el alba, más hermoso que abril!
-«Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-;
en caballo, con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con un beso de amor».
PEGASO
Cuando
iba yo a montar ese caballo rudo
y
tembloroso, dije: «La vida es pura y bella».
Entre
sus cejas vivas vi brillar una estrella.
El
cielo estaba azul y yo estaba desnudo.
Sobre
mi frente Apolo hizo brillar su escudo
y
de Belerofonte logré seguir la huella.
Toda
cima es ilustre si Pegaso la sella,
y
yo, fuerte, he subido donde Pegaso pudo.
¡Yo
soy el caballero de la humana energía,
yo
soy el que presenta su cabeza triunfante
coronada
con el laurel del Rey del día;
domador
del corcel de cascos de diamante,
voy
en un gran volar, con la aurora por guía,
adelante
en el vasto azur, siempre adelante!
Cantos de vida y
esperanza. Rubén Darío.
SONATINA
La princesa
está triste... ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.
El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?
¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.
El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?
¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.
Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte,
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.
¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.
¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste. La princesa está pálida.)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe,
(La princesa está pálida. La princesa está triste.)
más brillante que el alba, más hermoso que abril!
-«Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-;
en caballo, con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con un beso de amor».
Prosas Profanas.
LO FATAL.
Dichoso
el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque ésa ya
no siente,
pues no hay dolor más grande que el
dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida
consciente.
Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro
terror...
Y el espanto seguro de estar mañana
muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra
y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus
frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus
fúnebres ramos,
¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...
Cantos
de vida y esperanza. Rubén Darío.
viernes, 19 de abril de 2013
TEXTOS NARRATIVOS I
A continuación, se expone el comienzo de la obra de Gabriel García Márquez, Crónica
una muerte anunciada :
El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros. «Siempre soñaba con árboles», me dijo Plácida Linero, su madre, evocando 27 años después los pormenores de aquel lunes ingrato. «La semana anterior había soñado que iba solo en un avión de papel de estaño que volaba sin tropezar por entre los almendros», me dijo. Tenía una reputación muy bien ganada de interprete certera de los sueños ajenos, siempre que se los contaran en ayunas, pero no había advertido ningún augurio aciago en esos dos sueños de su hijo, ni en los otros sueños con árboles que él le había contado en las mañanas que precedieron a su muerte. Tampoco Santiago Nasar reconoció el presagio. Había dormido poco y mal, sin quitarse la ropa, y despertó con dolor de cabeza y con un sedimento de estribo de cobre en el paladar, y los interpretó como estragos naturales de la parranda de bodas que se había prolongado hasta después de la media noche. Más aún: las muchas personas que encontró desde que salió de su casa a las 6.05 hasta que fue destazado como un cerdo una hora después, lo recordaban un poco soñoliento pero de buen humor, y a todos les comentó de un modo casual que era un día muy hermoso. Nadie estaba seguro de si se refería al estado del tiempo. Muchos coincidían en el recuerdo de que era una mañana radiante con una brisa de mar que llegaba a través de los platanales, como era de pensar que lo fuera en un buen febrero de aquella época. Pero la mayoría estaba de acuerdo en que era un tiempo fúnebre, con un cielo turbio y bajo y un denso olor de aguas dormidas, y que en el instante de la desgracia estaba cayendo una llovizna menuda como la que había visto Santiago Nasar en el bosque del sueño. Yo estaba reponiéndome de la parranda de la boda en el regazo apostólico de María Alejandrina Cervantes, y apenas si desperté con el alboroto de las campanas tocando a rebato, porque pensé que las habían soltado en honor del obispo.
El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros. «Siempre soñaba con árboles», me dijo Plácida Linero, su madre, evocando 27 años después los pormenores de aquel lunes ingrato. «La semana anterior había soñado que iba solo en un avión de papel de estaño que volaba sin tropezar por entre los almendros», me dijo. Tenía una reputación muy bien ganada de interprete certera de los sueños ajenos, siempre que se los contaran en ayunas, pero no había advertido ningún augurio aciago en esos dos sueños de su hijo, ni en los otros sueños con árboles que él le había contado en las mañanas que precedieron a su muerte. Tampoco Santiago Nasar reconoció el presagio. Había dormido poco y mal, sin quitarse la ropa, y despertó con dolor de cabeza y con un sedimento de estribo de cobre en el paladar, y los interpretó como estragos naturales de la parranda de bodas que se había prolongado hasta después de la media noche. Más aún: las muchas personas que encontró desde que salió de su casa a las 6.05 hasta que fue destazado como un cerdo una hora después, lo recordaban un poco soñoliento pero de buen humor, y a todos les comentó de un modo casual que era un día muy hermoso. Nadie estaba seguro de si se refería al estado del tiempo. Muchos coincidían en el recuerdo de que era una mañana radiante con una brisa de mar que llegaba a través de los platanales, como era de pensar que lo fuera en un buen febrero de aquella época. Pero la mayoría estaba de acuerdo en que era un tiempo fúnebre, con un cielo turbio y bajo y un denso olor de aguas dormidas, y que en el instante de la desgracia estaba cayendo una llovizna menuda como la que había visto Santiago Nasar en el bosque del sueño. Yo estaba reponiéndome de la parranda de la boda en el regazo apostólico de María Alejandrina Cervantes, y apenas si desperté con el alboroto de las campanas tocando a rebato, porque pensé que las habían soltado en honor del obispo.
jueves, 18 de abril de 2013
TEXTOS NARRATIVOS I
A continuación, se presenta un fragmento del novela Rayuela de Julio Cortázar. Se trata del capítulo 68. Dicho fragmento nos va a permitir estudiar las técnicas de creación de esta novela, ya que sabemos que Cortázar utilizó unas técnicas narrativas renovadoras para construir este relato.
Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente su orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, las esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentía balparamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.
miércoles, 17 de abril de 2013
TEXTOS NARRATIVOS. ESTUDIO DE MARGIO VARGAS LLOSA
En esta ocasión, debéis pinchar en el siguiente enlace y elaborar un pequeño resumen de la información obtenida en él sobre el autor Mario Vargas Llosa. Dicha información será comentada en la siguiente clase.
lunes, 15 de abril de 2013
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